Estas técnicas se utilizan para valorar el funcionamiento de los nervios periféricos y de los músculos, en aquellos pacientes con sospecha de neuropatía periférica o enfermedades musculares.
En el electroneurograma (ENG) se aplica un electrodo sobre la piel en varias localizaciones (fundamentalmente miembros superiores e inferiores) y se transmite una pequeña corriente eléctrica que estimulará los nervios, registrándose en un ordenador que evalúa las medidas obtenidas. En el electromiograma (EMG) se inserta una fina aguja en el músculo para medir su actividad tanto en reposo como durante la contracción. Ambas pruebas se suelen realizar conjuntamente, pudiendo ser ligeramente molestas para el paciente.
Es importante avisar al médico si toma anticoagulantes (como el Sintrom o heparina), si padece predisposición para presentar hemorragias o hematomas, o si presenta alguna enfermedad hepática importante. Está contraindicada en pacientes portadores de un desfibrilador cardiaco, no siendo este el caso de pacientes portadores de marcapasos.